Powered By Blogger

miércoles, 16 de enero de 2013

"LA TRISTE HISTORIA DE TU CUERPO SOBRE EL MÍO"

Todavía me acuerdo de ese verano.
Mi soledad y tu soledad se acostaban juntas
jugaban a pegar trozos, maderas del galeón hundido.
Nos besábamos con verdadero dolor
con la piel en el presente y la cabeza en el pasado
recordando fechas, olvidando promesas
y nos sumergíamos en la noche de las piernas
sorteando el miedo como en una carrera de obstáculos
contra los monstruos del desaliento.

El sudor era una tregua entre cien años de guerra,
nos queríamos morir, tan bonitos y tan tristes
como un juguete nuevo en una fábrica abandonada.
Yo tenía 15 y tú 17. No, no eran nuestros años
sino nuestros fracasos,
esos episodios que te definen mejor
que cualquier costumbre familiar.

"¡Venga, despierta!" me decías
y yo te miraba en espiral
porque te amaba pero quería salir corriendo.
Mis dedos no sabían ya pronunciar una caricia
sin que surgiera un nuevo temor desde las yemas.
Incapaz de mirar a las decepciones a la cara
volvía de lleno a tu centro, a derramarme, a licuarme,
a llenarte de blanco la oscuridad,
a dejarte pringada la soledad,
a cubrirte con los chorros de mi angustia.
Te metía los dedos bajo la tristeza
y los sacaba mojados de promesas rotas:
tu corazón era una guarida tenue
mi corazón una maquina de hielo.

Así pasó el tiempo,
como un tren de sólo dos pasajeros
camino hacia la desilusión.

Luego nos dimos cuenta de todo,
de que ese verano en realidad fuiste mía
de que mi vida estaba a tu nombre
pero como suele pasar
nos dimos cuenta tarde.

                                                                         Marwan





martes, 1 de enero de 2013

SI TU ME OLVIDAS

Quiero que sepas una cosa.
Tú sabes cómo es esto: si miro la luna
de cristal, la rama roja del lento otoño
en mi ventana, si te toco junto al fuego
la implacable ceniza o el arrugado cuerpo
de la leña. Todo me lleva a ti, como si
todo lo que existe, aromas, luz, metales,
fueran de pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.


Ahora bien, si poco a poco dejas de
quererme, dejare de quererte poco a poco.
Si de pronto me olvidas no me busques que
ya te habré olvidado. Si consideras largo
y loco el viento de banderas que pasa por
mi vida y te decides a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces, piensa que
en ese día, a esa hora levantare los brazos
y saldrán mis raíces a buscar otra tierra.


Pero si cada día cada hora sientes que
a mi estas destinada con dulzura implacable.
Si cada día sube una flor a tus labios
a buscarme, ay amore mío, ay mía, en ti todo
ese fuego se repite, en mi nada se apaga ni
se olvida, mi amor se nutre de tu amor,
amada, y mientras vivas estará en tus
brazos sin salir de los míos.

Pablo Neruda