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lunes, 29 de agosto de 2011

UNA PALABRA


Yo voy corriendo detrás de una palabra.
 Fue arrojada por mi boca como una piedra.
Atravesó el aire que nos separaba, y pudo parecer que te cayó en los ojos, porque tus ojos se volvieron rojos de dolor y de lágrimas.
Yo arrojé la palabra como quien abre las puertas de una jaula y libera a las aves.
La palabra avecilla jamás será apresada.
Hendió el espacio azul con sus dos negras alas, y oscureció el sol.
Me habías preguntado:
—¿Me querés todavía?
La discusión pesaba aún sobre nosotros. Me temblaban las manos, me temblaban la voz y las rodillas. Me molestaba tu mechón de pelo caído sobre la frente con un movimiento de adolescencia, me molestaba tu pantalón planchado, tu camisa de estreno, la corbata un poco llamativa. Me molestaba que fueras joven, que quisieras defender tus puntos de vista, tu libertad, tu individualismo, que tomaras decisiones sin consultarme, sin tener en cuenta mis puntos de vista.
Estaba herida, rabiosa, tonta, tensa..., tal vez también estaba temerosa, resguardándome detrás de esa armadura llena de espinas que es el orgullo.
Y en vez de aquietar las aguas embravecidas, en vez de amansar el océano y convertirlo en un lago donde pudiéramos zambullirnos riendo y bebiéndonos la inmensidad del cielo reflejada en la piel, me contraje en un gesto de fiera agazapada y murmuré:
—No.
¿Me querés todavía? No. ¿Me querés todavía? No. ¿Me querés todavía? No.
¿Me querés todavía?
No.
Desde ese instante me eché a correr detrás de la palabra.
Mi alma desbocada como un potro escarlata se lanzó tras ella.
Había que atraparla. Pero no servían las lentas redes de cazar mariposas.
Había que pescarla, pero no servían las largas líneas de pescar dorados.
Había que rescatarla de las aguas profundas.
Había que traerla de las galaxias lejanas.
Palabra, palabrita pequeña, palabra de dos letras apenas, palabra de cuchillito, de sonido tan breve, de color tan intenso, palabra, palabrita con alitas de mosca, pósate en mi mano, vuelve, acércate a mi boca, entra en mí nuevamente y te tendré conmigo para siempre.
Pero no pude asirla.
Fue derecho a la herida, fue derecho a la duda, fue derecho al dolor.
Y vi cómo pagabas el café, te ponías el sobretodo castaño, tratabas de sonreír un "chau" al alejarte.
Durante horas me quedé en el bar, atragantándome con café y cigarrillos, con desesperación y lágrimas.
Conociéndote como te conozco, sé que aunque volvamos a vernos, aunque nos estrechemos las manos y los cuerpos, nunca volverás a creer en la total plenitud de mi amor.
Conociéndote como te conozco, sé que tendré que rogarte, que perseguirte y suplicarte para que lo nuestro no termine.
Conociéndote como te conozco, sé que aun en los momentos de alegría, en los momentos de luces y de fuegos, la pequeña palabra inalcanzable batirá sus alitas de mosca y pondrá una levísima sombra de permanente duda en tu mirada.
Y será mi enemiga, mi terrible enemiga para siempre, una palabra.

                                                                                           Poldy Bird


domingo, 28 de agosto de 2011

POEMA 12

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.
                                                                                    Oliverio Girondo

sábado, 20 de agosto de 2011

PALABRAS AHOGADAS


Y fingieron amistad para no perderse…
Para no perder la plenitud de sus encuentros.
Corazones latiendo en acelerado gozo,
Casi uno en brazos del otro, casi…
Casi los labios rozándose, casi…
Temerosos como palomas alzando el vuelo…
Brazos rodeándose mutuamente con una ternura infinita…
Fingieron amistad para no perderse…
Y sus ojos hablaban más que sus palabras…
Sólo una vez intentaron escaparse de sus bocas sus verdades,
Sólo una vez…
Pero el temor ganó la batalla,
Abortando la posibilidad de las mañanas de manos enlazadas…
Y siguen así… mintiéndose amigos…
Y siguen así… diciendo “cariño”…


viernes, 12 de agosto de 2011

CUANDO ME RECUERDES...

Cuando me recuerdes, imaginame asi...
Imaginame en la esquina, esperándote, nerviosa y temblando. Voy a decirte que es el frío, para que no sepas que es la emoción por el encuentro.
Cuando me recuerdes, imaginame asi: el cabello revuelto por el viento, adelantándose al juego de tus manos. Los ojos iluminados, anticipándose a la alegría de verte por primera vez. La sonrisa pronta para que me reconozcas. Esa sonrisa que decías que me iluminaba y me hacía más linda.
Imaginame ahí, con el corazón agitado deseando que te pasara lo mismo.
Imaginá el primer beso, apenas un roce, como con miedo de que te desvanezcas. Y tus manos apresando la mía, sin decir nada, pero diciendome tanto al mismo tiempo.
Imaginame asi, acurrucada en tus brazos. Apretada contra tu cuerpo, sintiéndonos por primera vez. Con toda la intensidad y la emoción y el deseo contenido durante tanto tiempo.
Cuando me recuerdes, imaginame asi, con los labios ansiosos por recorrerte entero, por besarte suavecito, sin prisa. O besándote como una loca, bebiéndote con el cuerpo y con el alma, para llevarte conmigo, por si luego la vida nos aleja para siempre.
Cuando me recuerdes, imaginá mi piel ardiendo al contacto de la tuya. Imaginame asi, abrazada a vos, recostada en tu pecho después del cansancio de amarnos una y otra vez. Imaginá mi respiración y la tuya, agitadas de tanta entrega.
Cuando me recuerdes, imaginame en un cuarto sin reloj, sin tiempo, sin nada mas que vos y yo y nuestras ganas de explotar como fuegos de artificio en el cuerpo del otro, en el deseo del otro...
Imaginame tierna y romántica incurable. Imaginame niña y hembra, inocente y salvaje, imaginame tuya, desesperadamente tuya.
Imaginá que te digo al oído todas esas palabras que muchas veces nos dijimos de mil y una maneras. Imaginate a vos, por primera vez con tu alma al desnudo, bajando la guardia. Imaginate diciendo tonteras sin que te importe. Imaginate dulce hasta el borde del ridículo. Diciendome todas esas cosas que sólo dicen los adolescentes. Esos adolescentes en que, a veces, nos transformamos vos y yo, con las florcitas y los corazones, sin temor de que el otro se ría de uno, porque sentíamos lo mismo y con eso nos bastaba.
Cuando me recuerdes, imaginame asi, tuya. Imaginame con mariposas en el pelo, que importa que no sea primavera si mi piel floreció cuando la tocaste por primera vez!
Imaginame con estrellas en los ojos, como si todo el cielo estuviera allí, cuando te miro, asi, cerquita....
Cuando me recuerdes, imaginá que nunca me fui. Imaginá que me quedé en cada poro de tu piel, colgada de tu cuello, sin que nada pueda apartarme de vos. Imaginá que quedé en tu boca, con el calor de mis besos y el sabor de mi deseo por vos. Imaginame tuya...aunque nunca lo sea.


AQUI TE AMO

Aquí te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.

Se desciñe la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela: Altas, altas estrellas.

O la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.
Suena, resuena el mar lejano.
Éste es un puerto.
Aquí te amo.

Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.

Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.

Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llega y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.

Mi miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento,
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.

                                                                                                  PABLO NERUDA


 

lunes, 8 de agosto de 2011

NO ES EL AMOR

No es el amor, lo sé, pero es de noche
y yo estoy sola, frente al mar que espera
con las uñas viscosas de sus algas
y el sello de la sal sobre sus piedras:
sin cesar, desde el agua y las espumas
mil ramajes de brazos me recuerdan
que aguardan todavía
tendiéndome su ausencia.
Las mismas olas que devoran barcos,
que van hundiendo mástiles y velas,
tiran siempre de mí
salvajemente
ceñidas, enroscadas, como cuerdas.

No es el amor, lo sé, pero qué importa:
tiene su mismo rostro hecho de niebla
y su temblor febril y su acechanza,
tiene sus manos blandas que se aferran
con dura precisión.
Tiene su misma insólita presencia
con el prestigio de un fulgor pasado
y la futura soledad que empieza.
Tiene sin duda del amor la insidia
y el desgajado abandonar reservas
hasta quedar desnudo
como un árbol reseco.
Tiene el rondar la sangre
como un fantasma hambriento
sobre la inaccesible piel del mundo,
lamiendo inútilmente su corteza,
desesperado, ávido,
con la exacta impaciencia
del querer, del después,
del otoño y la espera.
Y aquel recomenzar desde la bruma
que es su signo quizá.
Y su señal más cierta.

No sé cuándo ha llegado:
es como un viejo amigo que regresa
con el rostro cambiado por los viajes,
las fiebres, el alcohol, las peripecias.
Reconozco sus rasgos,
su voz que ha enronquecido, pero es ésta,
su antigua voz que dice otras palabras
semejantes a aquéllas.
No es el amor, lo sé, y sin embargo
es su paso otra vez, y las caricias
recobran los caminos sin urgencia.
No hay palabras, y puedo estar callada:
todo es tan simple así, tan sin sorpresa
y es tan fácil estar, tan necesario.
No es el amor, tal vez. ¿Y si lo fuera?

                                                                      Julia Prilutzky Farny


EL AMOR Y LA LOCURA

Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y las cualidades de los hombres en algún lugar de la Tierra.

Cuando el ABURRIMIENTO había reclamado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, le propuso:

Vamos a jugar a las escondidas? La INTRIGA levantó las cejas intrigada y la
CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó:

La escondida? Qué es eso?

Es un juego, explicó la LOCURA, en el que yo cierro los ojos y comienzo a contar desde el uno al millón mientras ustedes se esconden, y cuando yo termino de contar, el primero que yo encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego.

El ENTUSIASMO bailó, seguido por la EUFORIA.

La ALEGRIA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA y hasta a la misma APATIA, que nunca se interesaba por nada.

Pero no todos quisieron participar…
La VERDAD prefirió no esconderse…”Para que, si al final todos me encuentran?”

La SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que la incomodaba era que la idea no hubiera sido de ella)

La COBARDIA prefirió no arriesgarse…Uno, dos, tres, cuatro… comenzó a contar la LOCURA.

La primera en esconderse, fue la PRISA que, como siempre, cayó atrás de la primera piedra del camino.

La FE subió al Cielo y la ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había conseguido subir a la copa del árbol más alto.

La GENEROSIDAD casi no consigue esconderse, pues cada lugar que encontraba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos.

Si era un lago cristalino, era ideal para la BELLEZA. Si era la copa de un árbol, era perfecto para la TIMIDEZ.

Si era el vuelo de una mariposa, lo mejor para la VOLUPIA Si era una ráfaga de viento, ideal para la LIBERTAD.

Y al fin terminó escondiéndose en un rayo de sol. El EGOISMO, por el contrario, encontró un escondite muy bueno desde el principio… ventilado, cómodo, pero sólo para él..

La MENTIRA se escondió en el fondo del mar (mentira, en realidad se escondió atrás del arco iris)

Y la PASION y el DESEO en el centro de los volcanes…

El OLVIDO no recuerdo dónde se escondió, pero eso no es lo más importante.

Cuando la LOCURA ya estaba contando por los 999.999, el AMOR aún no había encontrado un lugar dónde esconderse, pues todos ya se hallaban ocupados, hasta que encontró un rosal y, cariñosamente, decidió esconderse entre sus flores.

La primera en aparecer fue la PRISA, apenas a 3 pasos de una piedra.

Después se escuchó a la FE, discutiendo con Dios sobre zoología.

Se sintió vibrar a la PASION y al DESEO en los volcanes.

En un descuido, la locura encontró a la ENVIDIA y , lógicamente pudo deducir dónde estaba el TRIUNFO.

Al EGOISMO ni tuvo que buscarlo: él solo salió corriendo de su escondite, que en realidad era un nido de avispas.

De tanto caminar, la LOCURA sintió sed y, al aproximarse a un lago, descubrió a la BELLEZA.

La DUDA fue más fácil aún, pues la encontró sentada sobre una cerca, sin decidir de qué  lado esconderse…

Y así, fue encontrando a todos…

El TALENTO, entre la hierba fresca…La ANGUSTIA en una cueva oscura y la MENTIRA detrás del arco iris (mentira, estaba en el fondo del océano) y hasta al OLVIDO, que ya había olvidado que estaba jugando a la escondida…

Sólo el AMOR no aparecía por ningún lugar

La LOCURA la buscó atrás de cada árbol, debajo de cada roca del planeta y encima de las montañas.

Cuando estaba a punto de darse por vencida, encontró un rosal.

Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas y, en ese instante, escuchó un doloroso grito…las espinas habían herido al AMOR en los ojos…

La LOCURA no sabía que hacer para disculparse…

Lloró, rezó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su guía,.

Desde entonces…

Desde la primera vez que se jugó a las escondidas en la Tierra, el AMOR es ciego y la LOCURA siempre lo acompaña…


domingo, 7 de agosto de 2011

AMOR VERDADERO

Un señor de edad llegó a un consultorio médico, para hacerse unas curaciones en su mano dónde tenía un profundo corte.
Con mucha prisa pidió que lo atendieran con urgencia, porque tenía un compromiso.
El médico que lo atendía, curioso, le preguntó que era eso tan urgente que tenía que hacer.
El simpático viejito le dijo que todas las mañanas iba a visitar a su esposa que estaba internada en un asilo para enfermos, con un alzheimer muy avanzado.
El médico muy preocupado con el atraso en la atención dijo:
_ Entonces hoy ella estará muy preocupada por su demora…
A lo que el señor le respondió:
_ No, ella ya no sabe quién soy yo. Hace casi cinco años que no me reconoce más.
El médico entonces le cuestionó:
_ Entonces para qué tanta prisa, la necesidad de estar con ella todas las mañanas, si ella ya ni lo reconoce?
El viejito entonces sonrió y golpeando suavemente el hombre del médico respondió:
_Ella no sabe quién soy yo…Pero yo sé muy bien quién es ella!.
El médico tuvo que reprimir sus lágrimas mientras pensaba…
“…Es ese el tipo de amor que quiero para mi vida.
El verdadero AMOR, no se resume al físico, ni a lo romántico.
El verdadero AMOR, es aceptar todo lo que el otro es…
De todo lo que fue un día… de lo que será mañana…aún de lo que ya no es más!”


 

LA TRISTEZA Y LA FURIA

A un estanque mágico llegaron una vez a bañarse haciéndose mutua compañía La Tristeza y La Furia.
Llegaron junto al agua, se sacaron la ropa y desnudas entraron a bañarse.
La Furia, apurada, como siempre, inquieta sin saber por que, se bañó y rápidamente salió del estanque.
Pero como La Furia es casi ciega, se puso la primera ropa que manoteo, que no era la suya sino la de La Tristeza.
Vestida de Tristeza La Furia se fue como si nada pasara.
La Tristeza, tranquila y serena tomándose todo el tiempo del mundo, como si no tuviera ningún apuro, porque nunca lo tiene, mansamente se quedó en el agua bañándose mucho rato y cuando terminó, quizás aburrida del agua, salió y se dio cuenta de que no estaba su ropa.
Si hay algo que a La Tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que para no estar así, al descubierto, se puso la única ropa que había, la ropa de La Furia.
Y así vestida de Furia, siguió su camino.
Cuentan que a veces cuando uno ve al otro furioso, cruel, despiadado y ciego de ira, parece que estuviera enojado...pero si uno se fija con cuidado se da cuenta de que La Furia es un Disfraz y que detrás de esa Furia se esconde en realidad La Tristeza.

Nunca me sentí tan reflejada en un texto, sobre todo porque lo leí hoy
que mí vestido de furia resplandecía, lo tomé prestado de una amiga de clan: Chispita, gracias por el préstamo

jueves, 4 de agosto de 2011

TRAS LA BRUMA

Me he subido a la barca
Ya conozco el rumbo. Sé donde me lleva este viaje.
Ya no aguanto más vivir en tierra…firme?
Firme fue cuando creí que me amabas.
Firme fue cuando me refugiaba entre tus brazos con las sábanas enredadas en nuestros cuerpos, y nuestros cuerpos aún más enlazados.
He intentado vanamente creer que ya no te amaba. Me lo repetí una y mil veces, para que doliera menos, para que no vieras en mi pecho el hueco  que quedó cuando mi corazón  se fue tras tus pasos, sin poder evitar que lo pisotearas una y mil veces y, aún así, latía al sumergirse en el frío de tus verdes ojos.
La Parca ha esperado por mí ya demasiado tiempo: los muertos vivientes no tiene lugar en este sitio de apariencias humanas.
Yo me aferraba al muelle con las manos ensangrentadas, pensando que vendrías, que notarias  que te hacía falta, que pedirías desesperadamente que no parta.
Pero mis ojos, en vano, buscaban los tuyos. Aquellos ojos en los que veía mi amor reflejado luego de sacarnos la piel de tantos besos, de tanto fundirnos en el cuerpo del otro, hasta no distinguir entre tu piel y la mía.
Hubiera querido tener un último deseo, como un condenado. Hubiera deseado arder en la hoguera una vez más y morirme como en cada tarde robada, mezquinada a otros, para hacerla nuestra.
Sentir como entonces que la vida se me iba para dar vida a tu cuerpo. Como Miguel Ángel: la agonía y el éxtasis.
Sentir que la vida se me escapaba para alimentar tu savia con la mía, abonando el valle fértil donde esperamos el hijo que se empeñaba en no llegar.
Ya no hay tiempo.
Voy a la tierra de los que ya no tienen valor para vivir. El mío se apagó de a poco cuando te fuiste.
Ya no tiene sentido seguir esperando. Por que volviste y aún no sé si es para amarme o para ver, una vez más, que mi amor supera las heridas que me causaste.
Pero ya no queda en mí más piel que lacerar, más sangre a ser vertida en el campo de tu indiferencia.
Estoy partiendo.
 Mi cuerpo ya no bulle como cuando tu boca dibujaba incansablemente el mapa del deseo sobre mi piel.
El frío se acrecienta  a medida que me alejo y lo único que aún demuestra que hay vestigios de humanidad en mí, es el brillo de mis ojos, cuando te diviso allí entre la bruma, extendiendo tu mano para retenerme y, aunque sé que ya no habrá más danzas entre tus labios y los míos, me llevo en mi retina tu mirada desesperadamente húmeda, diciendo más que tus palabras.
Y muero feliz porque llevo en mi equipaje tu amor, tardío amor, pero eternamente mío…


martes, 2 de agosto de 2011

EL CUENTITO DEL SAPO



Yo venía medio a los tumbos. A veces los recuerdos me martillaban tanto la cabeza y el corazón que pensaba que ambos, al unísono, iban a explotar sin remedio.
Siempre recibía esos mensajes, la mayoría de las veces sin nada de  contenido, casi, casi, como calcados: “que sensual que sos”, “Se nota que debés ser buena amante”, “que linda sonrisa y que buen escote”… De alguna frase inteligente ni hablar. Me sorprendía lo fácil que era entretener a un hombre respondiéndole sin responder. A ver: frases cortas o apenas pocas palabras que no querían decir nada pero que ellos lo interpretaban como el permiso del ir más allá. Un simple mmmmm, que quería decir “que poco vuelo tiene este hombre!” era interpretado por ellos, sin dudar ni un momento de su irresistible encanto, como un mmmm, de labios haciendo un gesto goloso…jajaja y bueno, no sé podía pedir mucho de alguien que decía que su situación “era complicada” para no decir que era alguien casado con ganas de aventuras…
Un día, apareció alguien que hasta parecía que pensaba. No sabía ni como era yo, pero por un momento, llegué a creer que sí. Sin ser amigo sentí que algo de mi conocía. Me llamó la atención que. expresándose tan  bien, tuviera tantos errores de ortografía. Eso hacía que cuando pensara en él dijera “el bruto” (siempre, aún ahora, pienso que se hace mas “el bruto” de lo que es en realidad, pero ese es otro tema).
Me gustaba mantener contacto con él porque era una mezcla de tierno y reflexivo y porque, más de una vez, decía cosas de mí que fui descubriendo con el tiempo como reales. Cosas que ni yo misma había notado.
Siempre insistía en vernos y yo la verdad es que ya estaba cansada de tanta invitación a tomar un café, sin café… Pero un día, estando en el centro, decidí aceptar. Su aspecto no era el de un galán, pero a mí me interesaba más lo que podría decir que su pinta. De hecho ya tenía una idea de cómo era y yo no pensaba pasar del café.
Aunque lo lógico hubiera sido lo contrario, encontré que el que estaba nervioso era él…Charlamos de todo un poco en un barcito que mejor olvidar. Fue agradable y él se  mostró  muy respetuoso. Punto. Yo nunca me sentí una mujer por la que los hombres enloquecieran así que tampoco era mi meta, menos aún con “el bruto”. Un saludo, un beso y taza, taza, cada uno para su casa, diría un chico.
Lo que vino después fue una mezcla extraña de tipo tierno y obseso sexual. A mí me causaba gracia, porque lejos de mí estaba pensar en sexo con él. Pero en uno de esos bajones producidos por la nostalgia de tiempos pasados, me dije “por qué no??”.  Por ahí me llevo una sorpresa…jaja así fue nomás: un hecho impensado, como un problema de salud, hizo que el encuentro no se produjera…
Y como nada sucede porque sí, el destino, Dios, o como prefieras llamarlo, hizo que ese hecho me hiciera descubrir, cuanto de ficticio había en ese personaje que él había inventado y en el que yo llegué a creer con toda la ingenuidad de quien está con las defensas bajas…
Y como todo cuento terminó bien: cuando estaba por besar al sapo pensando que era un príncipe, me desperté y vi que, era sapo nomás…

(Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia)

VAMOS A HABLAR DE LA DISTANCIA ENTRE LOS CORAZONES!

Un día, un pensador hindú hizo la siguiente pregunta a sus discípulos:
- "Por que las personas gritan cuándo están enojadas?"
- "Gritamos porque perdemos a calma", dijo uno de ellos.
- "Pero, por que gritar cuándo la otra persona está a tu lado?"
Cuestionó nuevamente el pensador.
- "Bien, gritamos porque deseamos que la otra persona nos oiga",
retrucó otro discípulo.
Y el maestro volvió a preguntar: - "Entonces no es posible hablarle voz
baja?"
Muchas otras respuestas surgieron, pero ninguna convenció al pensador.
Entonces él aclaró:
- "Ustedes saben porque se grita a una persona cuándo se está
enojado?
El hecho es que, cuándo dos personas están enojadas, sus corazones se
alejan mucho.
Para cubrir esta distancia necesitan gritar para poder escucharse
mutuamente.
Cuanto más enojados estén, mas fuerte tendrán que gritar, para
oírse el uno al otro,
a través de una gran distancia.
Por otro lado, o que sucede cuando dos personas están enamoradas?
Ellas no gritan. Hablan suavemente. Y por qué?
Porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellas es
pequeña.
A veces están tan próximos sus corazones, que ni hablan, solamente
susurran.
Y cuando el amor es más intenso, no necesitan siquiera susurrar, apenas
se miran, y basta.
Sus corazones se entienden.
Es eso lo que sucede cuando dos personas que se aman están próximas."
Por fin, el pensador concluyó, diciendo:
- "Cuando ustedes discuten, no dejen que sus corazones se alejen,
no digan palabras que los distancien más, porque llegará un día,
en que la distancia será tanta que no encontraran más el camino de
vuelta".
                                                                                           Mahatma Gandhi