La herida está ahí…
Imperceptible, silente, agazapada…
A la espera de nuestras dagas.
Y estamos allí intentando cauterizar la llaga,
Pero sólo conseguimos ahondarla.
Y se acrecienta y nos devora.
Sólo es preciso esperar un poco más.
Nuestras palabras mudan de caricias a espadas
En un constante vaivén de sentimientos…
La mano que acaricia es la misma que lastima.
Ojos en llamas de lo que alguna vez fue amor
Y ahora es nada…
O es dolor…
O es rabia…
O es tristeza por la muerte cercana.
Tratamos de espantarla, pero nos abraza.
Es ese amor que te ahoga, te atrapa,
Te encierra con cadena de dolores!
Y aún así nos hipnotiza…
Queremos huir y las sirenas nos cantan
Y quedamos una vez más a merced de las tinieblas,
Entre redes, atrapados…
Sabiendo que nuestras almas hoy comienzan el duelo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario