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sábado, 31 de octubre de 2020

YA NO TE AMO

Te hablo en pasado, como

Cuando te amaba…

Cuando te amaba me engalanaba de pétalos,

 Para ir a tu encuentro.

Ríos calientes de sangre y deseo

Envolviéndonos como una telaraña

En la que queríamos quedar prisioneros.

Cuando te amaba recorría tus rincones,

Sin prisa, sin descanso…

O presurosa, porque el tiempo

Era nuestro enemigo.

Ya no te amo…

Nunca recuerdo el dulzor  de tus labios

Ni la risa que me embriagaba

Dejándome sin voluntad.

Ya no te amo…

No recuerdo el sonido de nuestros placeres compartidos,

De sábanas empapadas de sudor y deseo…

Lucha de cuerpos en constante entrega.

Ya no recuerdo…

No recuerdo mi felicidad cuando te amaba,

Porque ya no está, se fue contigo

Aquella tarde, de muda despedida…

Y hoy has vuelto a transitar mi calle.

Y me perturbas, me atormentas, me acorralas.

Pero yo ya no te amo…

Y lo digo, lo proclamo,

Lo grito al viento, a tí, a todos…

Y expongo mi corazón desnudo, en carne viva.

Y me expongo a la posibilidad de que sepas

Que no es cierto…

 



 

MÁS O MENOS...


La gente puede vivir

En una casa más o menos,

En una calle más o menos,

En una ciudad más o menos

Y hasta tener un gobierno más o menos.

 

La gente puede dormir

En una cama más o menos,

Comer arroz más o menos

Tener un transporte más o menos

Y hasta ser obligado a creer

Más o menos en el futuro.

 

La gente puede mirar alrededor

Y sentir que todo está más o menos bien!

 

Pero lo que la gente no puede nunca,

De ninguna manera:

Es amar más o menos.

Es soñar más o menos,

Es ser amigo más o menos,

Es enamorarse más o menos,

Es creer más o menos.

Si no la gente corre el riesgo de volverse

Una persona más o menos.

 

Chico Xavier 

 


 

 

lunes, 26 de octubre de 2020

FUGAZMENTE


Aún antes de conocerla, de verdad, frente a frente, le gustaba su sonrisa. Esa sonrisa que le iluminaba la cara, llenándole de arruguitas los ojos, haciéndola aún más bella en toda su madurez.

Siempre quiso sentir esos labios en los suyos, saborearlos para ver si sus besos sabían como su sonrisa.

Y, cuando al fin la tuvo cerca, tal cual lo esperaba, lo cautivó, lo hipnotizó, lo encendió.

Conoció su boca en toda su intensidad. En la ternura de su sonrisa apenas esbozada. En el susurro de las palabras que llegaban a conmoverlo más allá de lo entendible. En la pasión del beso intenso, profundo, de esas noches compartidas hasta agotar todos los sentidos. Esa boca mezcla de dulzura y lujuria, explorándolo en toda su hombría, ansiosa de sentirlo suyo una y otra vez…

Y fue esa misma boca, la de la perenne sonrisa, la que le dijo adiós una mañana, cuando abrió los ojos y vió asomar el sol por su ventana.

 

 


 

 

 

 

 

viernes, 9 de octubre de 2020

CADÁVER (O la triste historia de "No sos vos, soy yo")

 

Querida mía: 

Gracias, gracias y mil gracias. Realmente siento vergüenza de mi mismo. Trato de explicarlo y asumo todo el error y la culpa.

No quería decepcionarte. Después me di cuenta que, mientras más tiempo pasaba, más me avergonzaba mi ausencia. Que era injusto con vos y conmigo. Un boludo, un cagón o como quieras llamarlo. Al final, te decepcioné peor.

Te pido, si es que algo puedo pedirte, que no te confundas o que no seas injusta con vos. Siempre pero SIEMPRE fue especial para mí. Y UNICO. Si me costó tanto, si me idioticé tanto fue precisamente porque cada cosa que sentí siempre con vos (y como!!) fue auténtica, mutua, real...ninguna farsa.

Si querés pensá que soy un incapaz, pero no un deshonesto. La conexión siempre fue especial. Lo compartido, lo que me diste, lo sentido. Todo real y un tesoro valioso que nadie podrá quitarme. Puede que si sigo escribiendo empiece a transitar por la cursilería, cosa que detesto. Tampoco quiero que esto suene a un llanto maricón. Me banco la que sea: no hay otro a quien echarle la culpa que no sea yo.

El cariño, el afecto, la pasión, la intensidad, los sentimientos, lo invalorable de una relación así como la nuestra, con semejante nivel de intimidad (ponele el nombre que quieras) no se mancha ni se olvida.

No creo mucho en la gente que se vuelve buena en las fiestas. No quiero que este mensaje parezca eso. Está claro que sos mejor que yo.

Pero este último mensaje tuyo lo sentí como una puñalada más de las muchas que me clavé yo mismo por mi actitud con vos. Y decidí ponerle el cuerpo, pero como debe hacerlo un hombre, aunque sea tarde.

Por eso todo esto, que es demasiado largo y sé que igual no alcanza ni alcanzará.

Ni me consuela a mi mismo  porque te he perdido.

                                                                              Roberto

 

 

Y ella, entre la risa y el llanto, tomó la carta entre sus manos, la arrugó y la arrojó en el fango del olvido.