Powered By Blogger

martes, 27 de marzo de 2012

CERRANDO CICLOS

ENCERRANDO CICLOS

Sempre é preciso saber quando uma etapa chega ao final. Se insistirmos em permanecer nela mais do que o tempo necessário, perdemos a alegria e o sentido das outras etapas que precisamos viver. Encerrando ciclos, fechando portas, terminando capítulos - não importa o nome que damos, o que importa é deixar no passado os momentos da vida que já se acabaram.
Foi despedido do trabalho? Terminou uma relação?
Deixou a casa dos pais? Partiu para viver em outro país?
A amizade tão longamente cultivada desapareceu sem explicações?
Você pode passar muito tempo se perguntando por que isso aconteceu. Pode dizer para si mesmo que não dará mais um passo enquanto não entender as razões que levaram certas coisas, que eram tão importantes e sólidas em sua vida, serem subitamente transformadas em pó. Mas tal atitude será um desgaste imenso para todos: seus pais, seu marido ou sua esposa, seus amigos, seus filhos, sua irmã, todos estarão encerrando capítulos, virando a folha, seguindo adiante, e todos sofrerão ao ver que você está parado.
Ninguém pode estar ao mesmo tempo no presente e no passado, nem mesmo quando tentamos entender as coisas que acontecem conosco. O que passou não voltará: não podemos ser eternamente meninos, adolescentes tardios, filhos que se sentem culpados ou rancorosos com os pais, amantes que revivem noite e dia uma ligação com quem já foi embora e não tem a menor intenção de voltar.
As coisas passam, e o melhor que fazemos é deixar que elas realmente possam ir embora. Por isso é tão importante (por mais doloroso que seja!) destruir recordações, mudar de casa, dar muitas coisas para orfanatos, vender ou doar os livros que tem. Tudo neste mundo visível é uma manifestação do mundo invisível, do que está acontecendo em nosso coração - e o desfazer-se de certas lembranças significa também abrir espaço para que outras tomem o seu lugar.
Deixar ir embora. Soltar. Desprender-se.
Ninguém está jogando nesta vida com cartas marcadas, portanto às vezes ganhamos, e às vezes perdemos. Não espere que devolvam algo, não espere que reconheçam seu esforço, que descubram seu gênio, que entendam seu amor. Pare de ligar sua televisão emocional e assistir sempre ao mesmo programa, que mostra como você sofreu com determinada perda: isso o estará apenas envenenando, e nada mais.
Não há nada mais perigoso que rompimentos amorosos que não são aceitos, promessas de emprego que não têm data marcada para começar, decisões que sempre são adiadas em nome do “momento ideal”. Antes de começar um capítulo novo, é preciso terminar o antigo: diga a si mesmo que o que passou, jamais voltará.
Lembre-se de que houve uma época em que podia viver sem aquilo, sem aquela pessoa - nada é insubstituível, um hábito não é uma necessidade. Pode parecer óbvio, pode mesmo ser difícil, mas é muito importante. Encerrando ciclos. Não por causa do orgulho, por incapacidade, ou por soberba, mas porque simplesmente aquilo já não se encaixa mais na sua vida. Feche a porta, mude o disco, limpe a casa, sacuda a poeira. Deixe de ser quem era, e se transforme em quem é.

Paulo Cohelo






CERRANDO CICLOS

Siempre es preciso saber cuándo una etapa llega al final. Si insistimos en permanecer en ella más tiempo del necesario, perdemos la alegría y el sentido de otras etapas que necesitamos vivir.
O cerrando puertas. O cerrando capítulos. Como quieras llamarlo.
Lo importante es poder cerrarlos. Lo importante es poder dejar ir momentos de la vida que se van clausurando. ¿Terminó tu trabajo? ¿Se acabó la relación? ¿Ya no vives más en esa casa? ¿La amistad se acabó? Puedes pasar mucho tiempo de tu presente "revolcándote" en los porqués, en rebobinar el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cuál hecho.
El desgaste va a ser infinito porque en la vida, tú, tus amigos, tus hijos, tus hermanas, todos y todas estamos abocados a ir cerrando capítulos. A pasar la hoja. A terminar con etapas o con momentos de la vida y seguir para adelante. No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, hecho está. Y hay que soltar, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡No, los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso a veces es tan importante romper fotos, quemar cartas, destruir recuerdos, cambiar de casa. Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar.
Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir solo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó. No esperes que te devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de "quien eres". No!, suelta!. Con el resentimiento, al ver "tu película" personal para darte y darle al asunto, lo único que consigues es dañarte mentalmente, envenenarte, amargarte. La vida esta para adelante, nunca para atrás. Porque si andas por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de "regresar" (¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron. ¡Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo! Si no, déjalo ir, cierra capítulos. Convéncete, que no vuelve.
Pero no por orgullo ni por soberbia sino porque tú ya no encajas allí: en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio, ya no eres el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a qué volver. Es salud mental, amor por tí mismo desprende lo que ya no está en tu vida..
Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, porque cuando llegaste a este mundo lo hiciste sin ese adhesivo, por lo tanto es costumbre vivir pegado a él y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, hoy te duele dejar ir. Solo es costumbre, apego, necesidad. Pero, cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacude, suelta.
Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.
¡Ésa es la vida!

 
Paulo Cohelo

viernes, 23 de marzo de 2012

PRIMERO YO

Hoy me vi por primera vez…
Hoy me detuve en el espejo de mi baño, y vi a una mujer mayor, sin sueños… Con la rutina de toda la vida, y me di cuenta que me levanté 15 minutos más temprano que nunca.
Me había olvidado cuando fugazmente despertaba hace unos pocos años sonriente y me animaba diciendo que ese día sería mejor que el anterior.
Precisamente no recuerdo cuándo cambio esto. Por despertar atrasada, desesperada por el tiempo, por los pendientes, empecé a no ir a los salones de belleza con la misma frecuencia, porque el dinero lo ocupaba para obra buena actividad familiar.
No tengo más de 45 años y me siento de 90; desesperada porque no he realizado muchas cosas, pero esas cosas ya no son SUEÑOS de antes.
Hoy me desperté 15 minutos antes de mi vieja rutina. Recordé que mi marido tuvo una reunión de trabajo; se fue y ni me avisó. Hoy recordé que mi hijo de 12 años no me obedece; el de 18 años dice que soy ridícula porque no soy hombre como él; y mi hija de 15 años sólo me busca cuando necesita algo.
Estoy segura que todos saben que los amo, pero ¿cómo me pueden valorar si yo no me valoro a mí misma? Por eso, a partir de hoy, seré PRIMERO YO, y lo quiero compartir con ustedes.
Levántense 15 minutos antes, mírense en el espejo y díganse a sí mismas a quien ven. ¿Les gusta esa mujer o desean ser otra? Nunca es tarde para cambiar; tarde sería si mueres.
Ese hoy fue hace dos años, y las cosas cambiaron muchísimo; pero no fue fácil. ¡Por supuesto que no! Me costó levantarme temprano para cepillarme el cabello bien y arreglarme como para ir a trabajar. Renuncié a mi trabajo de 15 años (aún lo extraño) y empecé a ir al gimnasio.
Los primeros meses fueron un fracaso, pero después baje de peso; cambié mi forma de vestir y, hasta mi esposo asombrado, me invitó un día a cenar para preguntarme si nuestro matrimonio continuaba bien o tenía un amante: le dije sin vacilar:
Sí… Tengo otro amor que me llena completamente… Y ese amor soy yo; y bueno, qué más puedo decir: soy otra porque PRIMERO SOY YO!
Nos pasa que de pronto un día miramos de reojo una vidriera y vemos una imagen reflejada que no es la nuestra.
Un día nos encontramos recordando a aquella mujer y sentimos que la fuimos sepultando lentamente. Presenciamos su lenta agonía… Y no hicimos nada para revivirla.
La pareja, la familia, los hijos… El gato, el perro, el canario… La casa, las compras, el trabajo, el auto, la limpieza, las camas bien tendidas, el orden… Y allí debajo una mujer que grita: ¡Socorro! Que se mueve con amor, con sensibilidad, con vocación, pero que dejó lentamente que todo la supere; y se quedó allí, en ese lugar, viendo pasar la vida de los otros, que se olvidó de sí misma.
Tenemos que revivir a esa mujer y hacer que diga ¡AQUÍ ESTOY! Todos los días.
PRIMERO YO, y no significa que soy egoísta… PRIMERO YO y eso es lo único que importa.
Intentemos recuperar a esa mujer bella que nos hacía sentir seguras. Desterremos culpas; y si el desayuno, el almuerzo, La merienda o la cena se demoran un poco porque nos estamos poniendo guapas, pensemos que ese cuidado a nosotros mismas, esa dedicación, ese amor, serán la medicina mágica que hará que nuestra autoestima crezca.
Si nuestra autoestima no está bien, nada está bien en nuestra vida; y por ello, dejemos que otros nos desprecien o nos desvaloricen.
PRIMERO YO… Mi vida es una piedra preciosa. Soy la única que puede hacer que se destaque por su brillo… O dejar que se apague para siempre



viernes, 16 de marzo de 2012

MUJER SOLA

Llovizna en mi alma que anhela el goce,
de la magia que despierte la esperanza,
de un amor primaveral... perfumado de rosas,
que la aleje del melancólico otoño.

Sucede el tiempo sin que la herida,
de unos fuertes labios tracen un beso,
que aleje mis momentos de la fría tumba,
donde conviven mi sangre y mi  ilusión.

Espero una mirada buena que refleje,
mi cuerpo libre de las señales de mis derrotas.
Desnudo y orgulloso, dispuesto a la entrega,
con el pudor de una niña que siente mucho.

Se mueren entre mis manos las caricias,
sin recorrer las formas ardientes de un hombre.
¿Será mía la ventura de un amor?
Es la inquietud que me vuelve sombra.

Etérea transito las calles de mi ciudad,
con los ojos bajos para no descubrirme sola.
No pronuncio las palabras que dicta mi tristeza,
anhelo sea posible renacer a pesar de todo.
                                                                                   
                                                                         Mónica Ovejero


BATALLA

Vibro ante tu contacto.
Me estremezco,
tiemblo en espasmos de placer...
Tus manos me conocen tanto como tu boca.
Y me ahogo y te ahogo
intentando retener ese grito final de furia y éxtasis.
Cuerpos enlazados que pretenden ser uno
Déjame sentir el néctar blanco
de tu cuerpo en el mío.
Así...una y mil veces así!
Mi cuenco húmedo espera saciar tu sed,
con las mieles que tu cercanía provoca en mí...
Y la batalla de sexos recomienza,
y te amo y me amas...
Pieles mezclando el sudor del gozo,
lenguas quemantes dibujando
un mapa en tu cuerpo y el mío.
Y la agonía llega y nos encuentra así,
agitadamente calmos y eternamente amantes



OTRA CARTA

Te escribo con un poco de miedo …como si escribirte no estuviera bien , como si algo en mi me estuviera diciendo que no te canse , que no te busque , que no te invada …que si me acerco demasiado vasa salir huyendo …vas a interponer entre los dos un precipicio que no sabré saltar …Y eso me asusta , me detiene, me quita espontaneidad , me ata una cintita celeste de llanto en la garganta , me aprieta , me ahoga , me embarulla  las palabras ….
Quiero saber si mis palabras te amenazan.
Si te sentís acorralado  por mis demostraciones de cariño. Si mi amor te pesa sobre los hombros.
He dejado de saber.
Ya no soy sabia y segura.
Soy un desorden de preguntas que se arrugan y vuelven a meterse en mi mente.
Soy un puñado de dudas y de inseguridad.
Por eso te ruego que me digas que debo hacer.
¿Te escribo?
¿Te digo que te amo?
¿Camino hacia vos?
¿Me convierto en estatua?
¿Avanzo o retrocedo?
¿Te aburre leer mis mensajes?
¿Los esperas o te exasperan?
¿Te sirven para algo?  ¿Son una luz o un haz de leños?
Porque tus cartas son mi taquicardia y mi resurrección…son mi sonrisa y mi alegría de varias horas, mis ganas de vivir, mis ganas de hacer cosas, mi música, mi cielo constelado, el brillo de mis ojos y la seguridad de que la magia existe…dios quiera que me respondas aunque sea una pregunta. Y si solamente responderás una sola, la pregunta será:
¿Me amás?
¿Me amás me amás me amas me amas?
¿Me amas???

Poldy Bird  (del libro PASA UNA MUJER)

lunes, 5 de marzo de 2012

PARA NO LLAMARTE

Para no llamarte ahogo mi voz en el sonido de las conversaciones cotidianas, la convierto en palabras que no tienen nada que ver con lo que verdaderamente pienso. La hago decir que el calor, que la humedad, que los trenes que no llegan a horario, que este verano se usa mucho el verde seco, que tengo que leer el último libro de Vargas Llosa.
Para no llamarte.
Para no llamarte me muerdo los labios, aprieto los puños.
Trato de olvidarme de tu nombre porque tengo miedo de gritarlo en sueños, y que al aire lo lleve a tus oídos y vos, al escucharlo, te sonrías pensando que aun te quiero.
No debes saberlo.
Tenés que creer que ya te he alejado de mis sentimientos, que ya no ocupas ningún lugar en mi, que no fuiste más importante que lo que yo fui para vos.
Tenés que creer que fuiste un momento, una chispa fugaz, una estrella errante.
Para borrarte de mi camino por las calles que transitamos voy por los lugares donde estuvimos juntos y digo despacito que nunca exististe, que nunca estuve allí con vos, que solamente fuiste un invento de mi imaginación.
Para borrarte de mí me quedo largo tiempo sumergida en el agua. Me froto con perfumes que no se parecen a tu olor. Me quedo parada en el viento, me refriego los ojos para arrancarles tu imagen. Pero todo es inútil.
 Es inútil que repita en voz alta que te odio.
 Es inútil que grite que no tengo que amarte.
Te has fundido en mi piel. Te has enredado en mis raíces y ahora creces conmigo.
Sos como un injerto en una planta: lo que florezca en mi llevara tu marca para siempre.
Tendría que morirme, que secarme a un costado del camino, para que murieras, para que te borraras, para que no estuvieras.
Y es en mi empeño por olvidarte donde te encuentro.
 Y es mi empeño por matarte donde revivís.
Y  es mi desesperación por no llamarte donde brota tu nombre, se sube a mi garganta, me quema la saliva, pone brío en mi voz y se multiplica, en el eco del aire para desparramarse hacia los cuatro puntos cardinales.
No te tengo, y me tenés.
Estas lejos, pero podes tocarme.
 Mi tristeza te inventa, mi sed te corporiza.
Cuando no puedo más, cuando todo es un desierto a mi alrededor, te vuelvo manantial de limpias aguas y mojo allí mis labios y mi frente.
Cuando no puedo más y todo a mí alrededor es un mar congelado, te vuelvo sol y giro bajo tus tibios rayos.
Cuando no puedo más, cuando todas mis fuerzas se van haciendo añicos, cuando todo el valor se va agotando, me arrojo a los recuerdos, cierro los ojos, vivo para adentro los momentos felices del pasado, vuelvo a encontrarte en el banco de una plaza, me estrechas en tus brazos, arrancás una flor amarillas de una verja y la prendés de mi pelo mientras nuestras risas se enredan en las alas de los ángeles de la tarde que juegan con nuestras palabras, se las dan a picotear a los gorriones, las esconden entre las hojas de los árboles y nos las devuelven llenas de luz…
Pero después, al fin, hay un punto de sombra donde todas las risas se apagan, las palabras ennegrecen y caen a nuestros pies como pájaros muertos.
 Es la hora del adiós.
Es tu despedida.
 Es cuando me decís que no estás seguro de nada, que lo nuestro..., que tal vez..., que es mejor separarnos por un tiempo...que...
Es cuando yo te digo: "¿Y ahora que hago con todo este amor?". Y te encoges de hombros murmurando:"Perdón".
Te vas sin volver la cabeza.
 Y me dejas sola con esa pregunta.
Voy a gritar tu nombre, pero callo.
No, no puedo llamarte
¿Para qué?
Si no me quieres no tiene sentido. Nada tiene sentido.
No te llamo porque no debes saber que aun te quiero.
No, no debes saberlo.                              
                                                                 
                                                                                  Poldy Bird