Desde la ventana del viejo café
percibo como cae la lluvia
y a la gente que corre en busca de un abrigo.
Me pregunto dónde podré ocultar mi alma para que no la aprese la tristeza.
se dibuja en mis labios impasibles.
Mis labios que besaban delirantes
cada parte de tu cuerpo hasta sentir,
que éramos los dos uno de tan ceñidos.
delirantes de milagros sobre mi piel desnuda,
tiemblan impacientes sobre la pequeña mesa,
temerosos del huracán de mis reproches.
Pero orgullosa me presento ante ti,
sin demostrar el dolor que me rompo en pedazos.
el porque me estás dejando.
Me dices con apenas un susurro que no alcanzó mi entrega,
para ser pon tu amor distinguida.
gritar como una delirante
arrancarme el cabello y desgarrar mis ropas.
Pero...¿para qué hacerlo?
Sólo él que amó alguna vez intuiría mi pena.
el dulce amor que antes veía.
En el reflejo frenético de tu mirada,
se dibuja mansa la soledad
La lluvia cae y mi alma se estremece...
No hay comentarios:
Publicar un comentario