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miércoles, 5 de junio de 2013

LLUVIA



Desde la ventana del viejo café
percibo como cae la lluvia

y a la gente que corre en busca de un abrigo.
Me pregunto dónde podré ocultar mi alma

para que no la aprese la tristeza.

 
Conservo mis ojos bajos y una sonrisa helada

se dibuja en mis labios impasibles.
Mis labios que besaban delirantes

cada parte de tu cuerpo hasta sentir,
que éramos los dos uno de tan ceñidos.

 
Tus largos y mágicos dedos, tan hechiceros,

delirantes de milagros sobre mi piel desnuda,
tiemblan impacientes sobre la pequeña mesa,

temerosos del huracán de mis reproches.

 
Una suave melodía nos envuelve,
el dolor es una espada cruel que me traspasa.

Pero orgullosa me presento ante ti,
sin demostrar el dolor que me rompo en pedazos.

 
Tratas de decirme de muchas formas,

el porque me estás dejando.
Me dices con apenas un susurro

que no alcanzó mi entrega,

para ser pon tu amor distinguida.

 
¡Ay!!...quisiera correr y dejarte atrás,

gritar como una delirante
arrancarme el cabello y desgarrar mis ropas.

Pero...¿para qué hacerlo?
Sólo él que amó alguna vez intuiría mi pena.

 
Alzo los ojos buscando en los tuyos

el dulce amor que antes veía.
En el reflejo frenético de tu mirada,

se dibuja mansa la soledad
La lluvia cae y mi alma se estremece...

 
                                                                                 Mónica Ovejero, mi amiga querida

 

 

 


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