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jueves, 21 de abril de 2011

LUNAS

Dos lunas en tu pecho
te hacen astral, como mis sueños.
Y por ser astrales desdibujan
todo eufemismo, toda crudeza.
Se convierten en lunas por sí mismas
al margen del asombro y de mis manos.
Casi nada y apenas, dos caminos
que habrá que recorrer o imaginarlos.
¿Habrá que recorrer? me lo pregunto
¿o es un imperativo de mis ansias?
Si fuera realidad, mejor sería
por la vida que tendrían las palabras.
Si fuera imaginarlas, seguiría
convirtiéndolas en ánforas lejanas.
Dos lunas en tu pecho
te hacen astral, como mis sueños.
Y mis sueños quieren y pueden
encontrarlas en la tarde más audaz
cuando todo arde y hay silencio.
Lunas, lunas, lunas,
en donde puedo recrearme
como un bebedor de esencias.
Lunas que dicen, aún sin decirlo
que soy el eterno soñador de sus esperas
y que tal vez su designio sean mis ojos.
Lunas que pueden vestirte
del Universo entero, de los tiempos,
y otorgarme la dulce sensación de comprobarlo.
Lunas que crecen conmigo
si la estrella de mi canto lo permite
cuando la penumbra envuelva
lo que ansío y tal vez lo que temo.
Lunas que en ardiente paradoja
me quiten las palabras
o tal vez, me las devuelvan
como un juego de espejos
a la vera de tu risa y tu misterio.
Tal vez, ser el cielo de tus lunas
exija algo más que las palabras.
Ofrezco mis manos y mis versos
al fin y al cabo partes mías
como el nombre y el deseo
de encontrarlas.

Daniel G. (gracias por tan hermoso presente)

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