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sábado, 4 de junio de 2011

PERO AÚN HAY TIEMPO


Te imagino ahora y te quisiera aquí, conmigo. De tanto esperarte mis besos se escondieron por temor a que ya no los quieras. Mis caricias se enfriaron sin tu piel y mis letras, esas que hicieron entre nosotros una telaraña que nos envolvía, se quedaron mudas.
He estado aquí,
fielmente,  esperando ver tu nombre a mi derecha, para que mi corazón se agite como ha pasado siempre que te presentía antes de que llegaras.
Hace frio, más ahora que no estás aquí. Y no es sólo el frio del otoño, sino el de tu ausencia.
Me hiciste falta. Me hizo falta sentirte cerca, casi, casi,  mío. O mío enteramente en este mundo pequeño que nos inventamos.
He extrañado tus palabras y tus silencios. Tu entrega y tu reticencia. Tu ternura y tu pasión. A vos te he  extrañado, todos y cada uno de los días de este mes que pudo haber sido maravilloso.
Y perdimos un mes de posibilidades. De la posibilidad de mimarte y que me mimes. De la posibilidad de llenarte de besos  y que mi boca vaya dibujándote por entero y de que me llenes de caricias, y que  tus manos me conozcan de a poquito, me descubran de a poquito.
Hemos perdido un mes de olvidarnos de todo en brazos del otro. De olvidarnos del mundo. De quedarnos sin aire de tanta entrega. Hemos perdido un mes de mirarnos a los ojos, de comernos la boca, de sentir que el calor del cuerpo del otro es el que enciende el nuestro.
Hemos perdido la posibilidad de sentir el sabor del otro, de beber el placer del otro, de fundirnos con el otro.
Perdimos un mes de ternura y pasión, de  locura desbocada, como la que sentimos tantas veces aqui.
Hemos perdido un mes que ya no volverá, pero tenemos por delante otro, que comienza ya, cuando vos vengas, cuando bajes esas barreras que ponés a veces y contra las que lucho desde hace años.
No quiero rendirme, pero a veces mis fuerzas flaquean, cuando me quitan el espejo y ya no me reflejo en vos, como nos ha pasado tantas madrugadas. Porque mis palabras sin vos, mis besos sin vos, ese montón de emociones sin vos, se marchitan, pierden el sentido, quedan sin rumbo, no tienen puerto ni destino.
Y aqui estoy: esperándote esperanzada y a veces con desesperanza. A veces con vestido de fiesta para el encuentro. Otras, apenas con los harapos de la desilusión porque no llegaste hasta mi.
Hemos perdido un mes, pero aún hay tiempo...



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