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domingo, 23 de agosto de 2020

LA TUMBA

 

Todo está oscuro. No doy más, me ahogo en este encierro eterno. No estaba preparada para esto.

Siempre pensé que todo sería diferente: las luces al final del túnel o dónde demonios fuera. Gente amada a mi alrededor. Gente que me ama, o me amó alguna vez, cerca de mí. Y no: sola. Sola de soledad inmensa, húmeda como el sitio en que me encuentro. Fría como la tierra. Soledad, maldita seas una y mil veces!!!

Llegó la hora de ver que es irreversible mi situación. Ya no hay segundas chances, ni terceras, ni cuartas, ni…

Yo soñaba otra cosa, no estas manos que dejaron de acariciar hace tanto que ya no consigo recordar.

No estos labios resecos por los besos marchitos sin destino

Yo soñaba con amores que fueran eternos y descubrí que lo único eterno era la muerte.

Todo está oscuro. Trato en vano de salir de este recinto que no logro distinguir muy bien que demonios es. Será esta mi última morada ? Silencio. Aguzo mi oído pretendiendo escuchar algún llanto, alguien llamándome, algo que me haga entender que alguien me recuerda aún. Nada más que una leve brisa moviendo el pasto de las cercanías.

Yo lloro, grito, suspiro preguntándome “¿por qué?”. No logro encontrar la respuesta y, aunque lo hiciera, ya es muy tarde para mí.

Mis pensamientos divagan sin destino definido. A veces recuerdan hechos del pasado que fueron alegres. Otros no tanto.

Y aquí estoy: en la oscuridad del olvido. Del olvido ajeno pero, más penoso aún, del olvido propio. En algún lugar ha quedado mi YO. Perdido, marchito, arrojado en un zanjón, entre el lodo de los años.

Este encierro está quitándome  el aire, la identidad, la esencia humana.     

Entonces alguien golpeó a la puerta de mi casa y la entornó apenas, sin entender el porqué esa mujer huía desesperada hacia la luz, hacia la vida...



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